Segunda Fase: José María Morelos y Pavón



Al ver que en Europa los cortes elaboraban constituciones liberales que ponían fin a las monarquías absolutas el 19 de Marzo de 1812 se prolonga la constitución de Cádiz lo que provoco tres efectos notorios lo cuales son como primera instancia e poder de la monarquía se deba a el aspecto militar, como segunda instancia la soberanía debía radicar en la nación, otro es la disolución de la Santa inquisición y por ultimo pero no menos importante  la igualdad entre peninsulares y criollos.
La Constitución de Cádiz de 1812 también estableció:
·         La soberanía reside en la nación (y no en la monarquía)
·         La división de poderes:
·         Legislativo: Cortes
·         Judicial: tribunales
·         Ejecutivo: rey, con poderes limitados
·         La igualdad de los ciudadanos ante la ley, eliminando los privilegios estamentales
·         Los derechos individuales a la educación, a la libertad y a la propiedad
·         La libertad de imprenta
·         La religión católica como única

Esta se conformo por cuatro campañas la primera comenzó en Noviembre de 1810 y finalizo en Agosto de 1811, la segunda comenzó en Noviembre de 1811 y finalizo en Mayo de 1812, la tercera comenzó en mayo de 1812 y finalizo en Noviembre de 1812 y por último la cuarta campaña comenzó en Noviembre de 1812 a Noviembre de 1815; en la misma fecha de la última  campaña Morelos fue capturado en Tecmaluca por Matías Carranco, una vez capturado fue sentenciado a muerte el 22 de Diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec.
Por otro lado Ignacio López Rayón a través de la junta de Zitácuaro donde ofrece un proyecto de constitución reconociendo a Fernando VII como monarca, pero no coninua hasta el 14 de Septiembre de 1813 cuando se organiza el congreso de Chilpanzingo para discutir los sentimientos de la nación que son las siguientes:
1º Que la América es libre independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se sancione, dando al Mundo las razones.
2º Que la Religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra.
3º Que todos sus Ministros se sustenten de todos y solos los Diezmos y Primicias, y el Pueblo no tenga que pagar más obvenciones que las de su devoción y ofrenda.
4º Que el Dogma sea sostenido por la Jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los Obispos y los Curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam non plantabit Pater meus Celestis cradicabitur. Mat. Cap. XV.
5º Que la Soberanía dimana inmediatamente del Pueblo, el que sólo quiere depositarla en el Supremo Congreso Nacional Americano, compuesto de representantes de las Provincias en igualdad de números.
6º Que los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial estén divididos en los cuerpos compatibles para ejercerlos.
7º Que funcionarán cuatro años los Vocales turnándose, saliendo los más antiguos, para que ocupen el lugar los nuevos electos.
8º La dotación de los Vocales será una congrua suficiente y no superflua, y no pasará por ahora de 8.000 pesos.
9º Que los empleos sólo los Americanos los obtengan.
10º Que no se admitan extranjeros, si no son Artesanos capaces de instruir, y libres de toda sospecha.
11º Que los Estados mudan costumbres, y por consiguiente la Patria no será del todo libre y nuestra, mientras no se reforme el Gobierno, abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal, e igualmente echando fuera de nuestro suelo al enemigo español, que tanto se ha declarado contra (nuestra Patria / esta nación).
12º Que como la buena Ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia; y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto.
13º Que las leyes generales comprendan a todos, sin excepción de cuerpos privilegiados; y que éstos sólo lo sean en cuanto al uso de su ministerio.
14º Que para dictar una Ley se haga Junta de Sabios, en el número posible, para que proceda con más acierto y exonere de algunos cargos que pudieran resultarles.
15º Que la Esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de Castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un Americano de otro el vicio y la virtud.
16º Que nuestros Puertos se franqueen a las Naciones extranjeras amigas, pero que éstas no se internen al Reino, por más amigas que sean, y sólo habrá Puertos señalados para el efecto, prohibiendo el desembarque en todos los demás, señalando el diez por ciento.
17º Que a cada uno se le guarden sus propiedades, y respete en su Casa como en un asilo sagrado, señalando penas a los infractores.
18º Que en la nueva legislación no se admita la tortura.
19º Que en la misma se establezca por Ley Constitucional la celebración del día doce de Diciembre en todos los Pueblos, dedicado a la Patrona de nuestra Libertad, María Santísima de Guadalupe, encargando a todos los Pueblos la devoción mensual.
20º Que las tropas extranjeras, o de otro Reino, no pisen nuestro suelo, y si fuere en ayuda, no estarán donde la Suprema Junta.
21º Que no se hagan expediciones fuera de los límites del Reino, especialmente ultramarinas, pero que no son de esta clase propagar la fe a nuestros hermanos de tierra dentro.
22º Que se quite la infinidad de tributos, pechos e imposiciones que nos agobian, y se señale a cada individuo un cinco por ciento de semillas y demás efectos u otra carga igual de ligera, que no oprima tanto, como la alcabala, el Estanco, el Tributo y otros; pues con esta ligera contribución, y la buena administración de los bienes confiscados al enemigo, podrá llevarse el peso de la Guerra, y honorarios de empleados.
23º Que igualmente se solemnice el día 16 de septiembre, todos los años, como el día Aniversario en que se levantó la Voz de la Independencia, y nuestra Santa Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con Espada en mano para ser oída: recordando siempre el mérito del grande Héroe el señor Don Miguel Hidalgo y su compañero Don Ignacio Allende.


De la muerte de Miguel Hidalgo, hasta el fusilamiento de José María Morelos y Pavón el 22 de diciembre de 1815
 A la muerte de los principales caudillos, la dirección del movimiento quedó a cargo del sacerdote José María Morelos y Pavón, quien, junto con otros caudillos, formó un ejército disciplinado militarmente e imprimió el carácter político al movimiento a partir de la organización de un Congreso Constituyente y la promulgación de la Constitución de Apatzingán(1814) en la que se consignó la soberanía de la nación, la división de poderes, la abolición de las castas y el reparto de la riqueza, entre otras cosas.
José María Morelos y Pavón y la Constitución de Apatzingán
A pesar de la insistencia de Ignacio López Rayón que señalaba que la soberanía residía en el rey Fernando VII, el Congreso se reunió con dos diputados elegidos popularmente y seis nombrados, entre ellos Ignacio López Rayón. El Congreso de Anáhuac se inauguró el 14 de septiembre de 1813 en la ciudad de Querétaro, allí José María Morelos, presentó el discurso "Sentimientos de la Nación" en el que plasmó su ideario político. El 6 de noviembre, el Congreso suscribió la Declaración de Independencia redactada por Carlos María de Bustamante, donde se asentaba que la América Septentrional rompe y disuelve la dependencia del trono español.
 En octubre de 1814 se promulgó el "Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana", primera Constitución de México, que tuvo gran influencia del ideario político de Morelos, a pesar de ello, las diferencias entre el Congreso y José María Morelos fueron permanentes.


 Biografías
José María Morelos
(José María Morelos y Pavón; Valladolid, actual Morelia, 1765 - San Cristóbal Ecatepec, 1815) Religioso, político y militar mexicano, caudillo de la independencia de México. Asumió el liderazgo del movimiento independentista tras la muerte en 1811 del cura Hidalgo (a cuya causa se había unido en 1810) y obtuvo importantes victorias. Con buena parte del sur del país bajo su control, Morelos trató además de dar forma política a sus ideales de justicia e igualdad a través del Congreso de Chilpancingo (1813), que formuló la declaración de independencia, otorgó a Morelos un amplio poder ejecutivo y puso las bases para una Constitución liberal y democrática que sería aprobada en 1814.
José María MorelosNada de ello, sin embargo, fue duradero: reforzado con importantes contingentes de tropas, el virrey español, Félix María Calleja, hostigó permanentemente al Congreso y al propio Morelos, hasta lograr su captura y ejecución a finales de 1815. Aunque la lucha por la independencia prosiguió, tras la muerte de Morelos inició un franco declive. Hubo que esperar seis años para que nuevas circunstancias históricas en la colonia y en la metrópoli aglutinasen al movimiento emancipador en torno a la figura de Agustín de Iturbide, quien, lograda la adhesión de amplios sectores sociales, nutrió un poderoso ejército que le permitió dominar rápidamente el país y proclamar la independencia de México (28 de septiembre de 1821).
Biografía:
José María Morelos era hijo de Manuel Morelos, carpintero de ascendencia india, y de Juana María Pérez Pavón, una criolla cuyo padre había sido maestro de escuela en la ciudad. De sus primeros catorce años sólo se sabe que ayudó en lo que pudo al sostenimiento de la familia, y que la enseñanza de las primeras letras corrió a cargo de su madre.
La muerte del padre en 1779 significó un importante cambio. Confiado a la custodia de su tío Felipe Morelos, se trasladó a una hacienda cerca de Apatzingán (Michoacán) y se dedicó primero a la labranza y, poco después, a conducir como arriero una recua de mulas que su tío empleaba para transportar los ricos cargamentos de mercancías entre el puerto de Acapulco (terminal de los galeones de Manila) y la ciudad de México. Esta actividad le proporcionó unos ingresos regulares, que el joven Morelos empleaba en comprar mulas y en sostener a su madre y hermana.
Así vivió hasta cumplir los 25 años; en 1790, ante la insistencia de su madre, que deseaba su ingreso en la carrera eclesiástica con la ilusión de que accediese a una capellanía o beneficio dejado por su bisabuelo materno, José María Morelos se separó de su tío Felipe y regresó a Valladolid para ingresar en el colegio de San Nicolás. Allí tuvo ocasión de conocer a Miguel Hidalgo y Costilla, entonces rector del colegio, con el que coincidió durante dos años. Estudió gramática y latín y dos años más tarde amplió estos estudios en el Seminario Tridentino de la misma ciudad, recibiendo instrucción en retórica y filosofía. El 28 de abril de 1795 recibió el título de bachiller de artes en la ciudad de México.

José María Morelos (detalle de un retrato de Petronilo Monroy)
Poco después solicitó de la jerarquía eclesiástica de Valladolid que se le confiriesen la tonsura clerical, las cuatro órdenes menores y el subdiaconato, lo que consiguió a finales de ese mismo año. En abril de 1796 aceptó una oferta del cura de Uruapan para enseñar gramática y retórica a los niños del lugar, tras recibir la licencia correspondiente. Tras algún tiempo de docencia, el 20 de diciembre de 1797, cumplidos los 32 años de edad, fue promovido al sacerdocio, otorgándosele licencias para celebrar misa, oír confesiones y predicar en Uruapan y en los curatos vecinos.
Se iniciaba así una larga carrera sacerdotal que lo llevaría a ejercer de cura párroco en varias localidades. Primero estuvo en un distrito marginado de Churumuco, etapa durante la cual falleció su madre en Pátzcuaro. Morelos permaneció en Churumuco durante poco más de un año, hasta que en marzo de 1799 se le transfirió a la parroquia de Carácuaro, a unos cincuenta kilómetros de distancia, tan pobre como la anterior pero mucho más poblada. En Carácuaro vivió Morelos toda una década, administrando la parroquia y viviendo de las aportaciones de sus feligreses, que se resistían por todos los medios al pago de los impuestos eclesiales.
Durante este periodo mantuvo y mejoró un negocio de ganado que había iniciado en su época de arriero, administró la herencia de su madre, transfirió a su hermana la casa familiar (actualmente Casa de Morelos en la ciudad de Morelia) y tuvo dos hijos ilegítimos; más tarde, durante el periodo revolucionario, tendría dos hijos más. En 1807 compró en Valladolid una casa a la que añadió un piso en 1809, sin que se tenga la menor certeza de que le llegara noticia alguna de que se estaba preparando una revolución. Bien es cierto que los historiadores señalan, en claro paralelismo con la trayectoria de Hidalgo, la creciente insatisfacción y en todo caso la frustración de Morelos, acumulada a lo largo de muchos años en el ejercicio de sus labores de cura parroquial.
El Grito de Dolores
El 16 de septiembre de 1810, con el llamado Grito de Dolores, Miguel Hidalgoprendió la mecha del largo proceso que conduciría a la independencia de México. Hidalgo estaba en realidad adelantando un plan que se había fraguado en Querétaro y que contaba con la participación de criollos importantes, entre ellos el mismo corregidor de esta ciudad, Miguel Domínguez.
Al ser descubiertos los planes de los conspiradores, Hidalgo se trasladó a Dolores, y allí dirigió a sus parroquianos un llamamiento a alzarse en armas contra las autoridades coloniales (el Grito de Dolores). La proclama tuvo un masivo seguimiento; en San Miguel el Grande unió sus tropas con las de otro de los conjurados de Querétaro, el comandante Ignacio Allende, y, ganando nuevas adhesiones por donde pasaban, a finales de mes habían ocupado ya las localidades de Celaya, Salamanca, Irapuato, Silao y Guanajuato.
Hidalgo y Morelos
En octubre de 1810, conocedor del levantamiento de Hidalgo, que había sido su rector en San Nicolás, José María Morelos decidió visitarle y hablar con él. Al parecer, su intención era ofrecerse como capellán, pero en el transcurso del encuentro, que tuvo lugar el 20 de octubre, Hidalgo lo convenció de que aceptara una misión más importante: marchar a la costa del sur, reunir tropas y tomar el puerto de Acapulco, que Morelos conocía muy bien. El 25 de octubre, acompañado de una veintena de voluntarios mal armados, Morelos partió de Carácuaro hacia las tierras calientes del sur, en calidad de lugarteniente de Hidalgo.
La actividad insurgente de Morelos duró cinco años, a lo largo de los cuales fue capaz de desarrollar cuatro campañas militares, además de una obra política, doctrinal y administrativa en la que se recoge un pensamiento avanzado, innovador y cargado de sentido popular y social. Se le reconoce además un incipiente genio de estratega militar, despiadado y cruel en algunas ocasiones, pero capaz de enfrentarse y doblegar en varias ocasiones a los ejércitos realistas superiores en número, bajo el mando del temible mariscal español Félix María Calleja.
Las campañas de Morelos
La primera campaña, de octubre 1810 a agosto 1811, le permitió organizar y constituir un cuerpo de tropas disciplinado y bien armado, con el que intentó sin éxito la ocupación de Acapulco en febrero de 1811. Se retiró con sus fuerzas a Tecpan, desde donde preparó el asalto a Chilpancingo el 24 de mayo y la toma de Tixtla (actual Ciudad Guerrero) dos días más tarde. En el curso de esta campaña se le unieron los hermanos Miguel y Víctor Bravo, nacidos en la hacienda de Chichihualco; Vicente Guerrero, oriundo de Tixtla, y Hermenegildo Galeana, de Tecpan. En esta época contó con la colaboración del estadounidense Peter Ellis Bean, aventurero cosmopolita que fabricó gran cantidad de pólvora para las tropas insurgentes.
Desgraciadamente, en junio de 1811 fueron ejecutados Miguel Hidalgo y sus principales ayudantes. El sucesor de Hidalgo en la dirección del movimiento fue Ignacio López Rayón, que se retiró a Zacatecas y se internó en Michoacán, mientras maduraba y concretaba un ideario político que diese coherencia y unidad a las iniciativas surgidas por todo el país. Junto con José María Liceaga (años más tarde compañero de Francisco Javier Mina) y José Sixto Verduzco (enviado de Morelos), López Rayón estableció en agosto de este año la Suprema Junta Nacional de América.
La mayor objeción que Morelos puso a esta Junta fue su declarado acatamiento de la autoridad del rey español Fernando VII (en ese momento prisionero de Napoleón), obediencia defendida por Rayón como una medida de prudencia y moderación. Éste fue, por lo tanto, el primer núcleo de gobierno insurgente, que se atrajo la simpatía de los intelectuales y hacendados criollos que deseaban establecer un sistema de Juntas similar al implantado en las provincias de España. En la ciudad de México se inició, en este tiempo, la formación de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes.
En agosto de 1811 Morelos contaba, según sus propias palabras, "con cuatro batallones en pie de guerra: uno para proteger los puertos de la costa; otro en El Veladero, fuera de Acapulco; un tercero en Tixtla y el último en Chilpancingo, para encargarse del abasto de pólvora". Desde el primer momento Morelos se inclinó por la proclamación de algunos principios revolucionarios, tomados de sus conversaciones con Hidalgo.

José María Morelos
En Aguacatillo, el 17 de noviembre de 1810, había anunciado el establecimiento de un nuevo gobierno y en este decreto incluyó la abolición de la esclavitud (que confirmaría con solemnidad a principios de 1813), de los tributos y de las tesorerías de las comunidades. Este decreto está considerado como uno de los documentos más importantes en la historia social de América Latina. Como justificación de su levantamiento afirmaba que "ya que España se encuentra en manos de los franceses y los gachupines (españoles establecidos en América) conspiran con Napoleón para perpetuar su poder, todos los americanos deben unirse en defensa del país y de la religión".
Segunda campaña
La segunda campaña de Morelos, tras unos meses dedicados a la reorganización y preparación de sus huestes, se desarrolló de noviembre de 1811 a mayo de 1812. Una vez tomado Tlapa reunió a todas sus fuerzas en Chiautla para establecer una nueva estrategia: dividió su ejército en tres grandes cuerpos, uno al mando de Miguel Bravo, que marcharía hacia el sur y trataría de conquistar Oaxaca; el segundo dirigido por Hermenegildo Galeana, que atacaría y dominaría Taxco; y el tercero, bajo la dirección del propio Morelos, que avanzaría hacia el norte y entraría en Izúcar sin combatir el 12 de diciembre, para atacar Tenango y Tenancingo, antes de llegar a Cuautla (Morelos), ocupada el día de Navidad.
Se ha discutido acerca de por qué Morelos no siguió hasta Puebla, cuya conquista hubiera constituido el anticipo a la caída de la capital. En su lugar, dejando guarecida Cuautla, prefirió correr hacia el oeste, para unirse a las tropas de Galeana estacionadas frente a Taxco. Fue uno de sus más graves errores militares, porque mientras tanto Félix María Calleja, con un numeroso cuerpo de ejército, sitió Zitácuaro (Michoacán), residencia de la Junta de Ignacio López Rayón, obligando a sus miembros a huir y dispersarse sin ofrecer resistencia. Este fue el comienzo del declive de López Rayón y de sus seguidores y constituyó un duro golpe al inicial optimismo insurgente.

Al conocer la caída de Zitácuaro, Morelos regresó a Cuautla, vía Cuernavaca, dispuesto a resistir el asalto anunciado de Calleja. El sitio de Cuautla, que se prolongó de febrero a mayo de 1812, ha sido interpretado de manera diferente por los panegiristas de cada uno de los bandos. Inicialmente Morelos logró derrotar a Calleja, pero Calleja consiguió reforzarse con tropas de refresco.
Mientras los insurgentes se mostraban incapaces de organizar una fuerza exterior que atacase al jefe realista por la espalda, el agotamiento de los víveres, la falta de agua y el acoso de las epidemias diezmaron los efectivos de Morelos y le obligaron a organizar una salida arriesgada, que culminó con notable éxito. Tanto los insurgentes como el propio Calleja se atribuyeron el triunfo sobre sus contrarios, pero el sitio de Cuautla, de todos modos, constituyó un modelo de resistencia límite, que socavó y atemperó el triunfalismo del mariscal español.
Tercera campaña
La tercera campaña, de junio de 1812 a agosto de 1813, fue la de mayor actividad y de más rotundo éxito de Morelos. Reagrupadas sus fuerzas en Chiautla, con Galeana y Bravo, durante algunos meses dominó el eje Chiautla-Tehuacán, llevó a cabo diversas acciones contra las fuerzas realistas y trató de impedir las comunicaciones entre la capital y el puerto de Veracruz. Al llegar el mes de noviembre se decidió a tomar la ciudad de Oaxaca, lo que consiguió el día 25 de ese mes. Fue ésta una de las acciones militares más admirables de Morelos: con el apoyo de Mariano Matamoros y Miguel Bravo, logró derrotar a las tropas del general español González Saravia. La brillante victoria en Oaxaca reforzó la moral de los insurgentes, aumentó el prestigio personal de Morelos y produjo una gran cantidad de beneficios materiales.
Durante varias semanas Oaxaca fue el cuartel general de Morelos, que fortaleció y extendió su dominio de la zona, al tiempo que intensificaba su labor administrativa y el ordenamiento de la insurgencia. Creó la intendencia de la provincia y el ayuntamiento de la ciudad, expidió reglamentos relativos a los horarios comerciales, a la tenencia de armas, al toque de queda y al uso de una insignia de identificación personal. También creó una Junta de Protección y Seguridad Pública, responsable del orden y la seguridad del pueblo. En la fiesta de acatamiento a la Junta Suprema, Morelos se presentó vistiendo un uniforme nuevo con la insignia de capitán general, símbolo de aquel punto álgido en su carrera militar.

José María Morelos (óleo de Francisco de Paula Sánchez)

En aquel momento dudó entre penetrar en el Valle de México (como le pedían sus seguidores de la capital, asociados en la agrupación de Los Guadalupes) o ceder a una intuición que le señalaba la necesidad de apoderarse de un puerto de mar, para fortalecer sus relaciones con Estados Unidos y facilitar la llegada de ayudas procedentes del exterior. Inclinado por esta segunda opción, salió de Oaxaca el 9 de enero de 1813, atravesó la cordillera realizando marchas increíbles y, a partir de abril, estableció el asedio de Acapulco, que se prolongó durante varios meses hasta que, el 20 de agosto, consiguió su capitulación.
Pese al éxito, actualmente se piensa que, con esta decisión, Morelos perdió siete preciosos meses que hubieran podido inclinar el resultado final del lado de la insurgencia. De todos modos, con la conquista de Acapulco, Morelos controlaba un territorio que se extendía desde Guatemala hasta Colima, incluyendo la mayor parte de los actuales estados de Oaxaca y Guerrero, así como el sur de los de Veracruz, Puebla, México y Michoacán. En la ciudad de Oaxaca, a lo largo de casi todo el año 1813, se publicó, por iniciativa de Morelos, el periódico insurgente Correo Americano del Sur.
El Congreso de Chilpancingo
Mientras tanto se habían producido algunas novedades en el terreno político. Conocedor Morelos de las intenciones de Ignacio López Rayón de promulgar una Constitución americana, retrasó la contestación y, cuando lo hizo, pocos días antes de conquistar Oaxaca, le expresó sus objeciones principales: había que excluir definitivamente la mención a Fernando VII, limitar el número de consejeros de Estado y aceptar que la elección del propuesto generalísimo de la república fuese de por vida, sin más límites que "la incapacidad, la enfermedad o la edad de sesenta años". López Rayón no convirtió en ley su proyectada constitución, entre otras razones porque en la ciudad de México se había publicado y acatado públicamente la nueva Constitución española promulgada en Cádiz.
Mediado el mes de mayo, mientras sitiaba Acapulco, se le ocurrió a Morelos la idea de convocar un congreso nacional de representantes provinciales, como respuesta a las iniciativas de López Rayón. Después de solicitar a López Rayón que enviase a los miembros de su Consejo en Chilpancingo, donde serían "reelegidos o depuestos", dirigió un decreto a las provincias para que nombraran electores y los convocó a reunirse el 8 de septiembre, con la finalidad de elegir un nuevo congreso. Llegado el momento, redactó el texto conocido como Sentimientos de la Nación, que sirvió de base para las deliberaciones de los allí reunidos. En realidad, la mayoría de las propuestas, discursos y proclamas de Chilpancingo serían redactadas por Carlos María Bustamante, fiel seguidor de Morelos.

El Congreso de Chilpancingo
Instalado en Chilpancingo, Morelos formuló un plan de gobierno compuesto de 59 artículos, prácticamente un proyecto de Constitución. Reconocía el principio de la separación de poderes, pero proponía que el ejecutivo lo ejerciese un generalísimo elegido a perpetuidad y con derecho a proponer la legislación que considerase necesaria. El legislativo quedaría en manos de un Congreso de diputados, cuyas personas serían declaradas sagradas e inviolables, y se mantendría por el momento el poder judicial existente. El artículo 17 declaraba la independencia de España, sin hacer referencia a ningún monarca. Entre los miembros natos del Congreso se encontraban los miembros de la Junta Suprema de López Rayón.
El 14 de septiembre, una vez instalado el Congreso, Morelos leyó un discurso y los diputados iniciaron el examen de las propuestas contenidas en Sentimientos de la Nación. Al día siguiente fue elegido generalísimo por aclamación, con todos los poderes y la facultad de nombrar a sus lugartenientes, cargos que recayeron en Mariano Matamoros y Manuel Muñiz. Hubo que esperar durante algo más de un mes a que llegaran López Rayón, Bustamante, Liceaga y Cos, pero en noviembre se celebraron sesiones regulares y el día 6 el Congreso aprobó una declaración de independencia redactada por Carlos María Bustamante.
Última campaña
Su última campaña se desarrolló a partir de septiembre de 1813 y finalizó con su caída en Tesmalaca, en noviembre de 1815; si se atiende a toda la actividad desplegada en el Congreso de Chilpancingo, es obvio que esta fase final tuvo más contenido político que militar. Deseoso de conquistar Valladolid, porque entendía la necesidad de contar con una ciudad en la que establecerse, Morelos decidió su asalto, llegando a sitiarla a partir del 22 de diciembre de 1813. Pero los realistas, reforzados los últimos meses con la llegada de importantes contingentes de tropas, obligaron a Morelos a retirarse en confusa desbandada, lo que diezmó y desalentó a sus seguidores. De este modo se iniciaba la decadencia militar y política del líder insurgente, en una lenta agonía que se prolongaría a lo largo de casi dos años.
Félix María Calleja, que había sido nombrado virrey de Nueva España en substitución de Francisco Javier Venegas, aprovechó esta situación para ejercer presión en todos los frentes. Avanzó sobre Chilpancingo, lo que obligó al Congreso a emprender una marcha incesante que lo llevaría finalmente a la ciudad de Apatzingán, rumbo a Jalisco, donde acabó de discutirse y se proclamó el texto constitucional el 22 de octubre de 1814. Morelos, entre tanto, había renunciado al poder ejecutivo y dejó de ejercer mando militar alguno, excepto el de las tropas de su escolta.
De regreso a Acapulco, vivió momentos muy dolorosos al enterarse de la muerte de sus más fieles seguidores: Mariano Matamoros y Hermenegildo Galeana, los brazos ejecutores de su estrategia militar. Corriendo de un lugar a otro, medio escondido y rodeado de un escaso contingente de tropas, repelió a las fuerzas enviadas para capturarle, participó con fidelidad admirable en los trabajos del Congreso, mantuvo sus principios y discutió algunas de las medidas que pretendían tomar los dirigentes de la insurgencia.
A mediados de 1814 solicitó a su colaborador Peter Ellis Bean que se trasladara a Estados Unidos, en demanda de ayuda y armamento. Bean conoció al francés Joseph A. Humbert y, a través de éste, contactó con José Álvarez de Toledo, refugiado en Nueva Orleáns tras su fracaso de Texas. En mayo de 1815 Toledo escribió al Congreso, recibió un nombramiento de general insurgente en el exterior firmado por Morelos, y se ofreció para organizar una expedición en apoyo de la independencia. Cuando José Manuel Herrera, diputado que había sido presidente del Congreso en Chilpancingo, se trasladó a Nueva Orleáns junto con Toledo, se abrió una ventana a la esperanza insurgente.
El Congreso, mientras tanto, abandonó Apatzingán y se estableció en Uruapan, a la vez que elegía un nuevo poder ejecutivo tripartito integrado por Morelos, Cos y Liceaga. Obligado por su deseo de acercarse a un puerto de mar que le permitiera recibir la ansiada ayuda exterior, pero también por las disensiones y enfrentamientos de sus líderes, se decidió el traslado del Congreso a Tehuacán, encargándose Morelos de escoltar y defender a los integrantes del legislativo. Con la incorporación de Nicolás Bravo, el contingente militar se componía de un millar de soldados, la mitad de ellos armados. Sin embargo, llegados a Tesmalaca, seis millas más allá del río Mezcala (cerca de la actual Iguala), un destacamento realista al mando del coronel Manuel de la Concha cayó sobre el convoy y aprehendió a Morelos; Bravo logró escapar, y protegió el convoy hasta su llegada a Tehuacán.
Fusilamiento de Morelos
Conducido a la ciudad de México, el 22 de noviembre de 1815 se iniciaba el primero de la serie de juicios a que fue sometido, ya que las autoridades militar, eclesiástica y civil se disputaron el derecho a condenarlo. Incoado con toda rapidez, el primer juicio terminó el día 23 y enseguida se presentó al prisionero ante el temible tribunal de la Inquisición, que lo incriminó por abandono de las doctrinas de la Iglesia y la adopción de herejías de autores malignos. El juicio estatal se celebró el día 28; la declaración de Morelos ante el tribunal, registrada y anotada por él mismo, constituye una de las fuentes de información más valiosas sobre el movimiento de independencia. Dictada la sentencia de muerte, el 22 de diciembre cayó fusilado.
Militar. Nació en Tepecoacuilco de Trujano. Famoso por haber sido el oficial que aprehendió a José María Morelos y Pavón en Temalac, el 2 de noviembre de 1815, cuando éste custodiaba al Congreso insurgente instituido que huía de las fuerzas realistas que atacaban Uruapan e intentaba llegar a Tehuacán, Puebla, para tener esta población como sede más segura.
Antes de ese hecho, Carranco se había unido a los insurgentes y combatió a los realistas bajo el mando de don José María Morelos; sin embargo, al parecer, por problemas personales graves entre ambos pronto cambió de bando, pues durante el sitio de Cuautla José Matías se rinde y se incorpora a las fuerzas realistas poniéndose a las órdenes de Calleja.
En el libro El Siervo de la Nación y sus descendientes, publicado por los hijos del profesor Leopoldo Carranco Cardoso en 1984 -descendientes de don José María Morelos, pero paradójicamente con el apellido del captor del Generalísimo-, se afirma en el capítulo llamado “Descendientes”, escrito por Héctor Almazán, que en Tepecoacuilco, Morelos, conoció a Francisca Ortiz, sobrina del hacendado Antonio Gómez Ortiz, de la que se enamoró y a quien el joven José María visitaba cada vez que llegaba con sus recuas a ese lugar; sin embargo, también José Matías Carranco pretendía casarse con ella.
Ante esta situación, y en ausencia de Morelos por sus actividades de arriero, Matías la rapta por la fuerza y se casa con ella, provocando en Morelos una terrible frustración, y decepcionado logra entrar al Colegio de San Nicolás, en Valladolid, cuando don Miguel Hidalgo y Costilla era su rector. Más tarde –al decir del autor–, en 1811, ya desatada la lucha independentista, Morelos se encuentra a Carranco en Chichihualco, pelea con él y le quita a su mujer, con quien Morelos procrea a su hijo José Vicente.
En 1814, Carranco llega subrepticiamente ante Francisca en Tepecoacuilco y vuelve a llevársela, pero ahora con el pequeño hijo de Morelos, a quien vuelve a bautizar haciéndolo pasar por hijo suyo. En abril de 1819 Francisca muere en su pueblo, hecho asentado en el acta de defunción correspondiente, levantada en ese lugar y signada por el sacerdote Tomás del Moral (antiguo ayudante de Morelos).
Al mando de una compañía realista, Carranco participó en la cacería del Congreso insurgente instituido, cuando el grupo legislativo intentaba llegar hacia sitios más seguros, y es en Texmalac donde precisamente José Matías se topa con Morelos y sus hombres, a quien identificó y apresó con rabia, dándole un empellón cuando lo señalaba como el jefe de los hombres capturados.
La misma fuente citada dice que Morelos al verse capturado y maltratado por su antiguo subordinado y rival en amores le dice: “Señor Carranco, parece que nos conocemos”; otras afirman que el comentario fue más contundente: “Veo, señor Carranco, que al haberse hecho realista, ganó usted mucho en valor y caballerosidad”.
El hijo de Morelos, llamado José Vicente, a pesar de llevar el apellido de José Matías Carranco, era bien identificado por las autoridades religiosas y coloniales como descendiente de don José María, hecho que le provocó rechazos de diversa índole, como por ejemplo haberle negado su ingreso a un seminario donde intentaba estudiar “por ser hijo del apóstata Morelos”, con quien el alto clero de la Nueva España se ensañó terriblemente cuando fue juzgado.
De esta persona descienden los familiares del conocido profesor guerrerense don Leopoldo Carranco Cardoso, quien tuvo un hijo llamado Álvaro Carranco Ávila, dedicado al servicio exterior mexicano, que presentaba un parecido extraordinario con don José María Morelos y de quien existen fotografías recientes que lo comprueban.


Mapas de las rutas seguidas por José María Morelos 



Autoría: María Fernanda #28 

Comentarios

  1. Buena información de esta etapa, hasta yo considero de mas recuerda que sea claro pero no tanto puede ser un poco aburrido y ¿quien realizo esta etapa?

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